El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno. Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros. En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración; compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad. Rom 12:9 -13
Es curioso, en estas fechas de fin de año y Navidad, generalmente pensamos en las vacaciones, las fiestas, los regalos, lo que quiero comprar, donde, para quien pensamos en la cena, las deliciosas comidas, tamales, queques y muchos otros gustitos que nos damos en estas fiestas. Pero, ¿qué podría querer Dios de nosotros en esta Navidad?

¿Qué actitud deberíamos tener los hijos de Dios?
Este es un tiempo de celebración,  para recordar que Jesús se hizo carne y vino a este mundo por amor a nosotros. Que recordemos que Jesús nació, murió y resucito todo de acuerdo a la voluntad de Dios para abrirnos un camino hasta el Padre.
Que recordemos que lo más valioso de estas fechas es que Dios todo lo hizo por amor. Dios nos ama y desea que nosotros le amemos igualmente; además que amemos a nuestro prójimo y hagamos el bien a los demás.
Dios quiere ver que reine el amor entre nosotros, y nos insta a que el amor sea real, sin fingimiento. Que busquemos el bien, que seamos diligentes en nuestras labores, que le sirvamos al Señor con gozo. Dios quiere que en estas fechas y siempre seamos constantes en la oración, en la Palabra.
Dios quiere que recordemos que la Navidad es época de compartir, de extender una mano amiga, de llenarnos de fe y esperanza. Pero lo más importante es que esta actitud se mantenga todo el año.
Bendiciones!!

Escrito por Andrea Rivera