“No se preocupen tanto por las cosas que se echan a perder, tal como la comida. Pongan su energía en buscar la vida eterna que puede darles el Hijo del Hombre. Pues Dios Padre me ha dado su sello de aprobación”. Juan 6:27 (NTV)
Una cascada es hermosa, ¿verdad? Pero si uno analiza bien una cascada, es pura energía y fuerza canalizada de una manera que la hace hermosa… Solo párate debajo de una cascada y sentirás esa energía y fuerza sobre tu espalda… Es una energía que hasta es usada para generar energía eléctrica… ¡Increíble!
Este versículo nos recuerda y anima a canalizar nuestra energía. Cuantas veces nos estamos preocupando y afanando por las cosas que se echan a perder – como lo material, lo efímero, el logro, etc. Perdemos el tiempo, la energía y las fuerzas corriendo tras esas cosas… Pero Jesús nos insta a poner nuestra energía en lo eterno – en lo que trasciende, lo que realmente hará un impacto en la eternidad. Eso incluye el recibir la vida eterna y correr tras ella, pero también compartirla con los demás. Igualmente puede incluir relaciones, tener los objetivos que realmente hacen un cambio en nuestra vida y en la de las personas a nuestro alrededor. Implica el trabajar en las cosas que tenemos que cambiar para lograr ese objetivo, etc.
Debemos canalizar bien nuestra energía y fuerza – canalizarla para lograr para hacer un impacto y marcar una diferencia, para lograr aquello que no se echa a perder, aquello que tiene una duración eterna. Tú tienes energía y fuerza en tu vida, pero, ¿cómo la estás usando? ¿Cómo la estás canalizando? ¿En dónde está tu enfoque – en lo que se echa a perder o lo que trasciende? Te desafío a poner tu energía en el lugar correcto para crear algo hermoso, algo que será de bendición e impacto para las personas a tu alrededor, algo que trascienda…
Un torrente de agua puede hacer daño o puede hacer bien – así tu energía puede ser algo que se echa a perder o que trasciende. Tú puedes ser de bendición o de detrimento a los demás. ¡Seamos de bendición! ¡Deja una huella!
Escrito por: Rebekka Otremba