Después de esa reunión, los sabios siguieron su camino, y la estrella que habían visto en el oriente los guió hasta Belén. Iba delante de ellos y se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. Cuando vieron la estrella, ¡se llenaron de alegría! Entraron en la casa y vieron al niño con su madre, María, y se inclinaron y lo adoraron. Luego abrieron sus cofres de tesoro y le dieron regalos de oro, incienso y mirra. Mateo 2:9-11
Estamos a punto de celebrar Navidad… Un tiempo donde a veces en medio de tanto ajetreo, comercio y regalos, olvidamos el verdadero sentido de la Navidad, aún como cristianos, y no tenemos la actitud indicada frente a todo. La razón de la Navidad es que Jesús vino a este mundo como un bebé para vivir una vida perfecta que culminaría en la cruz para pagar por nuestros pecados, y resucitar al tercer día. Quiero animarnos que en esta época, en esta semana, asumamos la actitud de los sabios… Estos sabios sabían de la llegada del Mesías, hicieron todo por encontrarlo. Cuando vieron la estrella y se dieron cuenta que llegaron a su destino, ¡se alegraron! Y apenas vieron a Jesús, se inclinaron, lo adoraron y le dieron regalos. Que así como estos sabios, nos postremos ante nuestro Dios, le adoremos y le demos nuestros regalos: nuestra vida, nuestro tiempo, nuestra santidad, etc. Tomémonos un tiempo en esta época para adorarlo y agradecerle.
Escrito por: Rebekka Otremba