Que las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón sean de tu agrado, oh Señor, mi roca y mi redentor. Salmo 19:14 (NTV)
Nuestra tendencia humana es querer agradar a la gente, buscar que la gente nos quiera y nos acepte. Muchas veces por esto cambiamos nuestra manera de vestir, actuar y nuestro vocabulario. A veces aún por eso llegamos a pecar porque es lo que se espera de nosotros. Hacemos de todo por agradar a la gente y olvidamos que al que debemos agradar es a Dios. Por lo tanto te quiero animar que como el salmista anhelemos y busquemos agradarlo con nuestras palabras y con lo que pensamos. Que más que agradar a la gente, busquemos agradar a Dios. Que tengamos cuidado de lo que decimos y lo que pensamos… El ve nuestros pensamientos y estos pensamientos finalmente llevan a acciones. Nunca podremos agradar a TODA la gente, pero si podemos agradar a Dios, y eso es lo más importante. Así que agrademos al que lo merece todo: nuestro Señor, nuestra roca y nuestro redentor.
Escrito por: Rebekka Otremba