Levanto la vista hacia las montañas, ¿viene de allí mi ayuda? ¡Mi ayuda viene del Señor, quien hizo el cielo y la tierra! Salmo 121:1 – 2
Que tan fácil es para nosotros buscar ayuda en muchas fuentes… Cuando nos surge un problema pensamos en nuestro amigo o conocido que podría ayudarnos, o el banco que podría darnos un préstamo, o Google que nos podría dar respuesta y ayudarnos en la situación, u optamos por una cierta medicina, bebida o comida que nos puede ayudar. Y podría mencionar muchas más fuentes de ayuda, aún el pastor, la iglesia como institución, etc… Pero, tristemente, muchas veces, al último que pedimos ayuda es a Dios… A El vamos cuando todas las demás fuentes se han agotado y no han servido… Pero es Dios que tiene la respuesta perfecta, que tiene la ayuda que necesitamos, la verdadera solución al problema está en El, y que solamente desea lo mejor para nosotros, sin segundas intenciones ni condiciones. Así que nos animo a que como el salmista, tú y yo tengamos a Dios como la primer y única fuente de ayuda a la que vamos, pues Dios es el que HIZO EL CIELO Y LA TIERRA, como no va a poder ayudarte a ti y a mí!!! Confiemos en Su ayuda y Su intervención, El está dispuesto a ayudarnos… las otras fuentes de ayuda son limitadas, temporales e imperfectas. Su ayuda es precisa, perfecta y excelente.
Escrito por: Rebekka Otremba