Por lo tanto, renueven las fuerzas de sus manos cansadas y fortalezcan sus rodillas debilitadas. Tracen un camino recto para sus pies, a fin de que los débiles y los cojos no caigan, sino que se fortalezcan. Hebreos 12:12 – 13 (NTV)
Todos en la vida llegamos al punto de debilitarnos, de estar bajoneados y siempre esperamos que otros nos ayuden y fortalezcan. Y si, hay un tiempo para recibir ayuda, para que nos fortalezcan. Pero estos versículos nos instan a renovar nuestras fuerzas y fortalecernos, y si recordamos en Isaías esas fuerzas se renuevan en Dios, yendo a El y derramando nuestro corazón ante El y recibiendo de El (Su Palabra) el consuelo, fortaleza, la palabra que necesitamos, tal vez a veces por medio de otras personas pero casi siempre directamente con El, para que nosotros, por estar fortalecidos, podamos ayudar a los débiles y cojos a no caer sino también a ser fortalecidos. La vida cristiana no se vive en solitario, o con unos pocos que hacen la tarea, todos podemos ayudarnos mutuamente, y todos podemos ayudar a que los demás sean fortalecidos, y para que también lo seamos nosotros. Si todos somos fortalecidos, ¡qué gran impacto podremos tener! Todos fortalecidos podremos enfrentar lo que se nos venga, podremos impactar este mundo para bien. No te quedes esperando que alguien te fortalezca, renueva tus fuerzas en Dios y ayuda a fortalecer a los demás. ¡Juntos es más fácil!
Escrito por: Rebekka Otremba