Si está estresado por el coronavirus, no es el único. El coronavirus (COVID-19) ha tenido un gran efecto en casi todos los aspectos de nuestras vidas. Con los centros de estudios y los lugares de trabajo cerrados por ahora, el coronavirus está influyendo en la vida que llevamos cada día. Han cambiado mucho las cosas en muy poco tiempo.
Es natural sentir ansiedad cuando afrontamos una crisis, lo desconocido o un cambio repentino. Es fundamental que necesitemos sentir seguridad, certidumbre, predictibilidad y control.
La ansiedad es una emoción normal. Es humana. Es una señal a la que debemos prestar atención para protegernos a nosotros mismos. La ansiedad nos alerta. Y nos lleva a adaptarnos. Pero, cuando nos sentimos agobiados o superados por la ansiedad, esta emoción no nos ayuda en absoluto.
Cuando sucumbimos a la ansiedad, dejamos que nos domine o luchamos contra ella, somos menos capaces de estar a la altura de los desafíos que debemos afrontar. En lugar de ello, podemos apelar a otros recursos emocionales que nos pueden ayudar a calmar la ansiedad.
Aquí encontrará algunos consejos que lo pueden ayudar a reducir la ansiedad y a darle una mayor sensación de control. Lo pueden ayudar a encontrar el bienestar emocional, incluso en tiempos de incertidumbre. Pueden parecer sencillos, pero tienen poderosos (y probados) efectos beneficiosos.
Siga las recomendaciones de los expertos. Primero, infórmese bien sobre qué debe hacer para evitar la propagación de los gérmenes. Asegúrese de que tanto usted como su familia sigan las recomendaciones de los expertos sobre salud y seguridad. Lávese las manos a conciencia y con frecuencia. Mantenga limpias las superficies. Quédese en casa. Mantenga una distancia segura con respecto a los demás. Siguiendo estas recomendaciones, se protegerá usted mismo, a su familia y a su comunidad. También lo ayudarán a ganar una sensación de seguridad y de control. Usted sabe que está cumpliendo con la parte que le toca.
Perciba, etiquete y acepte sus emociones. Cuando se sienta ansioso, dígase a sí mismo con calma: “Bueno, aquí está mi ansiedad otra vez”. El mero hecho de ponerle nombre a lo que sentimos nos ayuda a reducir lo que nos preocupa.
Acepte la ansiedad como una de las muchas emociones que tiene. No la ignore, no luche contra ella, no la rechace ni le tema. No se juzgue a sí mismo por sentirla. Sea amable consigo mismo. Dese permiso para ser humano. Cuando aceptamos una emoción en vez de rebelarnos contra ella, la emoción se empieza a disolver.
Manténgala en perspectiva. No deje que la ansiedad tome las riendas de todo. Es una parte de su vida emocional, pero no lo es todo. Deje espacio para percibir sus otras emociones, que también existen.
Dirija su atención. Cuando perciba pensamientos de ansiedad, debe entender que no se debe obsesionar con ellos. Dirija su atención a cosas que generan más emociones positivas.
Fíjese en lo bueno. En las situaciones difíciles, es fácil fijarse en lo que va mal. Pero incluso en las situaciones más duras, también hay cosas buenas.
Adquiera el hábito de encontrar por lo menos 3 cosas buenas cada día. Algo que le haya hecho sonreír. Algo que haya hecho usted. Algo que haya ido bien. Cuando empezamos a buscar cosas buenas, vemos más y más cosas buenas cada día. Saber ver lo bueno mejora nuestro estado de ánimo y nuestra actitud. Y nos ayuda a afrontar las cosas.
Dese un respiro. El mero hecho de detenerse y respirar lo puede tranquilizar en un momento difícil. Lo puede ayudar a hacer una pausa antes de reaccionar, y a elegir cómo reaccionar.
Acérquese emocionalmente a los demás. Mantenerse en contacto con sus amigos y familiares es bueno para usted y para ellos. Sentirse cerca de los demás reduce la ansiedad. Estimula nuestro sistema inmunitario. Aunque nos quedemos en casa, nos podemos mantener en contacto a través del teléfono, Skype y otros medios de comunicación social. Podemos sentirnos cerca, incluso mientras estamos separados.
Practique la gratitud. Percibir que estamos agradecidos es un poderoso remedio contra la ansiedad. Mostrar gratitud es otra forma de sentirse cerca de los demás. Es bueno para su estado de ánimo y para su salud. Dé un “gracias” sencillo y sentido de corazón. Haga una lista de las cosas por las que está agradecido. Envíele una carta a una persona que lo haya ayudado. Deje que sus seres queridos sepan lo mucho que significan para usted.
Dé. Dar cosas a los demás es una de las mejores cosas que puede hacer en un momento de crisis. Es algo que nos mantiene unidos y que beneficia tanto a quien da como a quien recibe. Dar es algo que se puede hacer tan fácilmente por teléfono o por internet como en persona. Ser amable con los demás es una de las mejores formas de dar.
Practique la conciencia plena (mindfulness). Cuanto más dirijamos la atención al aquí y ahora, más felices nos sentiremos. Tomarse 5 minutos al día para detenerse, respirar, percibir y estar aquí y ahora lo puede ayudar a sentirse más fuerte y más estable.
Déjese sorprender por la naturaleza. Hasta solo 5 minutos invertidos en valorar la naturaleza puede reducir la ansiedad y bajar la tensión arterial. Aumenta nuestro bienestar emocional. Y nos recuerda que formamos parte de algo más grande que nosotros mismos.
Manténgase activo. Aunque se quede en casa, encuentre formas de mantenerse activo cada día. Hay muchas formas de mantenerse activo en el exterior manteniendo el distanciamiento social. El ejercicio físico relaja. Genera hormonas que estimulan el sistema inmunitario. Si no puede salir de casa, haga una clase por internet de mantenimiento físico.
Mantenga su equilibrio. Calmar la ansiedad no significa ignorar los problemas. Se trata de encontrar nuestro equilibrio para poder afrontar bien las cosas; o sea que nos podemos ayudar a nosotros mismos y a los demás, a pesar de esta situación. Tenemos más control sobre la ansiedad que el que creemos que tenemos. Podemos mantener la calma y la sensación de bienestar incluso cuando estamos afrontando una gran incertidumbre. Cada uno de nosotros tiene esa capacidad. La forma en que reaccionamos también afecta a los demás. Nos ayuda a saber que podemos elegir, y que nuestras elecciones pueden tener un efecto en cadena muy positivo.
Extraido de KidsHealth