Pero David insistió: —He estado cuidando las ovejas y las cabras de mi padre. Cuando un león o un oso viene para robar un cordero del rebaño, yo lo persigo con un palo y rescato el cordero de su boca. Si el animal me ataca, lo tomo de la quijada y lo golpeo hasta matarlo. Lo he hecho con leones y con osos, y lo haré también con este filisteo pagano, ¡porque ha desafiado a los ejércitos del Dios viviente! ¡El mismo Señor que me rescató de las garras del león y del oso me rescatará de este filisteo! 1 Samuel 17:34 – 37 (NTV)
La historia y David tiene muchas lecciones de como vencer a nuestros gigantes…. hoy solamente te quiero mencionar y mostrar una, una bien clave.
Todos nosotros tenemos gigantes en nuestra vida y tal vez, como el pueblo de Israel, estamos asustados sin atrevernos a dar un paso y enfrentarlo. Bueno, quiero darte una clave que le ayudó a David a conquistar a este gigante: El tenía sus ojos puestos en Dios, estaba enfocado en quien era Dios y, como dicen estos versículos, El había visto a Dios obrar en el pasado y tenía confianza que su Dios era el mismo, y por ende, si le ayudó con osos y leones, también le ayudaría con Goliat. Esa misma actitud la debemos tener nosotros: ¿Ha hecho Dios algo en tu vida en el pasado? Seguro que sí. Si El lo hizo en el pasado, confía en que El lo hará también ahora. Aunque lo del pasado haya sido pequeño, nada le queda grande a Dios… El puede conquistar a ese gigante en tu vida. Pero tenemos que ir a la fuente de ayuda, no tratar en nuestras propias fuerzas o enfocarnos solamente en nuestro gigante. ¡Adelante, a conquistar tu gigante!
Escrito por: Rebekka Otremba