En esto conoceran todos que sois mis discipulos, si tuviereis amor los unos con los otros. Juan 13:35
Observa a un niñito seguir a su papa por la nieve. Se estira para pararse donde su papa pisa. No es tarea fácil. Extiende las piernitas lo mas que puede para que sus pies puedan caer en las huellas de su padre.
El padre, al ver lo que hace el hijo, sonríe y comienza a dar pasos mas cortos para que el niño pueda seguirlos.
Este es un cuadro de discipulado.
En nuestra fe seguimos los pasos de alguien. Un padre, un maestro, un héroe. Ninguno de nosotros es el primero en andar el trayecto. Todos tenemos a alguien a quien seguimos.
En nuestra fe dejamos huellas para guiar a otros. A un niño, a un amigo, a un recién convertido. A nadie se le debe dejar andar solo el camino.
Este es el principio del discipulado.
Escrito por Max Lucado