Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. Juan 15:5
En el sur de los Estados Unidos existe un tipo de vid que es parásita; sube por los troncos y se adhiere a árboles saludables y fuertes. Esta uva oscura del tamaño de una nuez se usa para hacer dulces y jaleas, y algunos sureños usan la piel para hacer pastel de fruta. El fruto que produce este tipo de vid les ha servido a muchas familias pobres durante muchos años. En años recientes, esta clase de vid se ha hecho más popular y este tipo de uvas se puede comprar casi en todas partes en el sur del país.
A pesar de lo gustosa, variada y rica que es, esta clase de vid no puede existir por sí misma. Necesita el soporte de árboles bien firmes y arraigados a los cuales adherirse para sustentarse. Si a esta vid se la separa del árbol que le sirve de sostén, se seca y dejar de dar fruto.
Como la vid, no podemos sobrevivir sin una total dependencia en Dios. Sin El no tenemos una verdadera fuente de vida, guía o alimento, y no podemos dar fruto.
Sin embargo, podemos aprender a adherirnos al Señor rindiendo nuestras vidas a El. Podemos alimentarnos estudiando la Biblia, orando, adorando a Dios, sirviéndole y obedeciéndole de todo corazón. Como la vid, al adherirnos a nuestra Fuente podremos crecer saludablemente y dar mucho fruto bueno.
Tomado de En el Jardín con Dios
No nos soltemos de esa vid que es Cristo!!