Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo. Mateo 13:44
En el capítulo 13 del libro de Mateo, Jesús comparte una parábola breve sobre un hombre que encuentra un terreno que no puede rechazar. De alguna forma el hombre descubre un terreno con un valioso tesoro escondido dentro. Reconociendo su valor, el hombre esconde el tesoro nuevamente, se va a su casa, vende todo lo que tiene y vuelve para comprar el terreno. El tesoro valía mucho más que todo lo que el hombre tenía, así que estaba dispuesto a entregar todo para poseerlo.
Jesús sigue la historia con otra acerca de un mercader que compraba y vendía perlas. Un día encontró una perla tan perfecta que tenía que poseerla, así que intercambió todo lo que tenía para hacerlo.
Esas dos parábolas eran solo historias que Jesús utilizó para ilustrar Su enseñanza, pero también existió realmente un joven que vino a Jesús preguntando, “¿Qué debo hacer para ser salvo?” No estaba preparado ya que Jesús respondió: “Vende todo lo que tienes. Dale el dinero a los pobres, luego que lo hayas hecho, sígueme”. El hombre se alejó triste porque era rico. Entregar todo lo que tiene es doloroso. Jesús no requiere que dejemos todos nuestros bienes materiales para ser Sus discípulos, pero sí nos pide que consideremos el costo de seguirle.
Si uno decide convertirse en un seguidor de Cristo, la vida cambiará. Entregaremos algunas cosas, algunas personas, algunos hábitos y algo de tiempo. Las personas que dan el salto de forma exitosa son como esos hombres en las parábolas de Jesús —aquellos que reconocen el valor en el intercambio y están dispuestos a dar todo lo que tienen para obtenerlo.
Escrito por Abraham Artavia