Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua. Y Jehová le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿o quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová? Ahora pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar. Éxodo 4:10-12
Moisés fue un hombre llamado por Dios para la difícil tarea de guiar al pueblo de Israel a la tierra prometida. Además de esto no tenía destreza en sus palabras, por esto, no creyó en sí mismo que Dios le estaba llamando para hablar a su pueblo.
Es normal como humanos, que ante algunas tareas que Dios nos da, antepongamos nuestra inexperiencia o debilidad. Sin embargo, cuando Dios se propone algo contigo, tu debilidad no lo limita, por el contrario, él te demuestra que son sus facultades como Dios las que determinan lo que puedes hacer y tus limitantes empiezan a ser parte de lo que él utilizará para glorificarse.
Bendiciones!