Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.  Isaías 1:18
Que hermoso regalo es la Salvación, no importa cuán grande sea nuestra falta; el amor de Dios cubre multitud de pecados. Hay una historia de un joven creyente, quien había obtenido permiso para anunciar el Evangelio a los detenidos en la sala de una prisión, y nos da una enseñanza de lo que es la misericordia Infinita de nuestro Señor; dice:
¨Mientras el joven se dirigía hacia el estrado por el pasillo central, se pudo dar cuenta claramente la resistencia y la desconfianza de la mayoría de los prisioneros, y comprendió que la introducción que había preparado no convenía a ese público en particular, ya que realmente eran hombres muy malos, por lo tanto mientras subía los escalones rogaba a Dios que le mostrara cómo empezar, al instante tropezó y cayó. Hubo muchas risas. El predicador se levantó, tomó el micrófono y dijo: Amigos, exactamente para esto he venido, ¡para decirles que un hombre puede caer y levantarse!¨
La maravillosa gracia de Dios no excluye a nadie, ni siquiera al criminal más grande del mundo, ya que todos somos pecadores; por lo tanto Dios solo nos pide recibir a Jesús en nuestro corazón, confesar nuestro pecado y arrepentirnos. Dios se encargará de lo demás.
Bendiciones!!
Karla Ureña