Claman los justos y Jehová oye, y los libra de todas sus angustias. Salmo 34:17
El que le avisó a Jesús de la enfermedad de Lázaro le dijo: Señor, el que tú amas está enfermo.No basa su petición en el imperfecto amor de quien está necesitado, sino en el perfecto amor del Salvador.No le dice El que te ama está enfermoLe dice: El que tú amas está enfermo.El poder de la oración, en otras palabras, no depende de quien hace la oración, sino de quien oye la oración.
Podemos y debemos repetir la frase en diversas formas.El que amas está cansado, triste, hambriento, solitario, temeroso, deprimido.Las palabras de la oración varían, pero la respuesta nunca cambia.El Salvador oye la oración.Él hace que el cielo guarde silencio para no perder ni una sola palabra.Él oye la oración.
Tomado del libro Gracia para todo momento
Max Lucado