Subió a una de las barcas, que pertenecía a Simón, y le pidió que la alejara un poco de la orilla. Luego se sentó, y enseñaba a la gente desde la barca. Lucas 5:3
Jesús reclama la barca de Pedro. Él no solicita usarla. Cristo no llena un formulario ni pide permiso; solo sube a la barca y empieza a predicar.
Él puede hacerlo. Todas las barcas le pertenecen.
Es en su barca donde tú pasas tu día, te ganas la vida, y en buena medida la vives. El taxi que conduces, la caballeriza que limpias, la consulta del dentista que administras, la familia a la que le das de comer y transportas; esa es su barca. Tocándonos en el hombro. Cristo nos llama y nos dice:
Estás conduciendo mi camión.
Estás presidiendo mi tribunal.
Estás trabajando en mi puesto de trabajo.
Estás a cargo de mi ala de hospital.
A todos nosotros, Jesús nos dice: Tu trabajo es mi trabajo.
Escrito por Max Lucado